En los últimos años, el aspecto visual ha cobrado un rol central en los raves, complementando el sonido y enriqueciendo la experiencia. Pero no me malinterpretes: no digo que ahora necesitemos pantallas gigantes y luces espectaculares para disfrutar la música. El corazón del rave sigue siendo la música que nos conecta. Sin embargo, si hoy tenemos la posibilidad de incorporar tecnología que amplifique esa conexión, ¿por qué no aprovecharla?
Hay quienes critican que los raves ya no son como antes, que los visuales y la tecnología han cambiado su esencia. Yo lo veo de otra forma. Aferrarse al pasado nos limita. La tecnología nos brinda un mundo de posibilidades, y en lugar de resistirnos, debemos explorar cómo puede mejorar la experiencia para nuestros ravers. Eventos como Fabrik (En quienes nos hemos inspirado) han demostrado que los visuales pueden ir más allá del espectáculo y buscar la capacidad de usar los visuales no solo como adorno, sino como una herramienta para contar historias.
Para muchos ravers, las visuales son el vehículo que permite conectar emocionalmente con el propósito detrás de cada evento. He visto gracias a Begotten cómo los visuales pueden transformar una pista de baile en un espacio de reflexión, donde cada imagen proyectada tiene el potencial de hacernos pensar más allá de la diversión efímera, de hacernos sentir parte de algo colectivo, pero también profundamente personal.
Es cierto que la tecnología a veces nos desconecta, pero en lugar de quejarnos, podemos darle un uso colectivo y enriquecedor. Cuando los visuales se usan con intención, lejos de distraernos, nos conectan más profundamente como comunidad. No se trata de sustituir la energía que sentimos en la pista de baile, sino de llevarla a otro nivel. No es mirar hacia atrás con nostalgia, sino hacia adelante con visión.
La próxima vez que estés en un rave, siente la música y permite que los visuales también te envuelvan. Porque las posibilidades están ahí, y está en nuestras manos cómo las usamos.
— Sergio (Boggart), un raver más
